Los ordenadores, convertidos hoy en herramienta fundamental, son el resultado del sueño del matemático inglés Alan Turing.
Uno de los frentes secretos de la Segunda Guerra Mundial es Bletchley Park, que era un edificio militar (hoy museo) en Buckinghamshire, Inglaterra. Allí, un grupo de matemáticos, ajedrecistas, jugadores de bridge, aficionados a los crucigramas, criptógrafos y pioneros de la informática se ocuparon de derrotar al nazismo quebrando los códigos secretos con los que se cifraban las comunicaciones militares y políticas alemanas.
Desde 1919, los servicios secretos, criptógrafos y matemáticos habían estado trabajando sobre la máquina llamada ‘Enigma’, inventada originalmente por el holandés Alexander Koch y mejorada por técnicos alemanes para las comunicaciones comerciales, aunque pronto se volvió asunto de las fuerzas armadas. ‘Enigma’ era esencialmente una máquina electromecánica que usaba una serie de interruptores eléctricos, un engranaje mecánico y una serie de rotores para codificar lo que se escribía en un teclado, y en una versión mejorada y ampliada se convirtió en la forma de codificar y descodificar mensajes militares alemanes de modo enormemente eficaz.
Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, aprovechando los esfuerzos criptográficos previos de quienes habían abordado los misterios de la máquina, el joven de 26 años Alan Mathison Turing mejoró el sistema polaco anterior para romper el código ‘Enigma’ y diseñó la llamada ‘bomba de Turing’, una máquina que buscaba contradicciones en los mensajes para hacer deducciones lógicas que permitían descifrarlos más rápida y eficazmente. Pero, por supuesto, ningún ejército depende de una sola arma, de una sola estrategia ni de un solo sistema de cifrado para sus mensajes secretos. Así, Turing después se vio implicado en el desciframiento del sistema indicador naval alemán, un desarrollo ampliado de ‘Enigma’. Más adelante, en 1942 fue parte del equipo encargado de romper el código FISH de la armada nazi y puso algunas de las bases del ordenador Colossus, desarrollado por otro departamento militar inglés durante la guerra.
El que sería, sin proponérselo, soldado clave, en la batalla de Inglaterra en 1940 y en el triunfo aliado final de 1945 había nacido en 1912. Desde su niñez se habían hecho evidentes sus aptitudes para la ciencia y las matemáticas, lo que sin embargo no deslumbró a sus profesores, más interesados en el estudio de los clásicos. Turing siguió estudiando y trabajando las matemáticas por su cuenta y llegó a entender y desarrollar planteamientos de Einstein cuando sólo tenía 16 años, concluyendo, algo que éste aún no había declarado abiertamente, que su trabajo en la relatividad desafiaba la universalidad de las leyes de Newton. Más adelante, como estudiante en el King’s College de Cambridge (fue rechazado en el Trinity College por sus malas notas en Humanidades), reformuló algunas propuestas del matemático Kurt Gödel y en 1936 planteó una máquina hipotética (la ‘máquina de Turing’), un dispositivo manipulador de símbolos que, pese a su simplicidad, puede adaptarse para simular la lógica de cualquier ordenador o máquina de cómputo que pudiera construirse o imaginarse, de modo que podría resolver todos los problemas que se le plantearan.
La máquina de Turing abre la posibilidad de crear aparatos capaces de realizar computaciones complejas, idea que desarrolló más ampliamente en Princeton. Esta máquina imaginaria permitió responder a algunos problemas matemáticos y lógicos de su tiempo, pero sigue siendo hoy en día uno de los elementos de estudio fundamentales de la teoría informática, pues mucha de la informática actual surge de la nueva forma de algoritmos (procedimientos matemáticos de solución de problemas) derivados de la máquina de Turing.
Los prejuicios
Trabajó en proyectos criptográficos del Gobierno británico y fue llamado a Bletchley apenas Alemania invadió Polonia en 1939. Durante la guerra, además de su trabajo criptográfico, Turing se ocupó de aprender electrónica. Terminada la contienda, en 1946 en el Laboratorio Nacional de Física de Gran Bretaña, presentó el primer diseño completo de un ordenador con programas almacenados, algo trivial hoy en día. Después de años de construcción, retrasos y sinsabores, el ordenador ACE de Turing fue realidad y ejecutó su primer programa el 10 de mayo de 1950. A partir de entonces, Turing se ocupó de la matemática en la biología, interesándose sobre todo por los patrones naturales (como la concha del nautilus o las semillas de un girasol) que siguen los números de Fibonacci.
El brillante matemático, sin embargo, era gay en una época en que no había ninguna tolerancia a su condición sexual y en un momento y un país donde los actos homosexuales se perseguían como delitos y como una enfermedad mental. Después de que su casa fuera robada por uno de sus compañeros en 1952, Turing admitió públicamente su homosexualidad y fue declarado culpable. Se le dio la opción, tratándose de un personaje de cierta relevancia, de ir a la cárcel o de someterse a un tratamiento de estrógenos para disminuir sus impulsos, opción ésta que eligió el genio. Debido a su homosexualidad, que se consideraba un riesgo, perdió además sus autorizaciones de seguridad y se le impidió seguir trabajando en la criptografía al servicio de Su Majestad.
Turing apareció muerto el 8 de junio de 1954, según todos los indicios a causa de su propia mano, aunque quedan algunas dudas sobre la posibilidad de un accidente o un menos probable asesinato. Aunque había sido condecorado con la Orden el Imperio Británico por su trabajo en la guerra, éste permaneció en secreto hasta la década de 1970, cuando empezó la reivindicación de su nombre. En 2001, en el parque Sackville de Manchester, se inauguró la primera estatua conmemorativa, que lo define: «Padre de la ciencia informática, matemático, lógico, quebrador de códigos en tiempos de guerra, víctima del prejuicio».